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Científicos afirman que TENER MARIDO implica tener 7 horas más de trabajo

  • Foto del escritor: ideopolis
    ideopolis
  • 12 sept 2018
  • 4 Min. de lectura


En los últimos 25 años las cosas han cambiado bastante. Cada vez son más los hombres que se ocupan de determinadas tareas domésticas que debemos ver no como una colaboración o una ayuda, sino como el compromiso que asume una persona que integra una familia.


Con esto no estamos diciendo que comprometer más a los hombres en las tareas domésticas, resta responsabilidad a las mujeres. De ninguna manera. Cada uno debe asumir un rol e integrar el engranaje que supone llevar adelante una familia y una casa.


Pero lo cierto es que si bien cada vez más hombres participan de los quehaceres domésticos, las mujeres seguimos siendo las que más horas dedicamos a estas tareas, aun trabajando fuera de casa.


Las mujeres trabajan aquí y allá.

A pesar de que cada vez más mujeres intervienen en la actividad profesional, siguen siendo las que más tiempo dedican a las tareas domésticas en relación a los hombres (limpieza de la casa, lavado de ropa, compras, tareas administrativas, jardinería, cuidado de los animales domésticos). En este punto, las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres.


Si bien el tiempo dedicado a las tareas domésticas disminuyó para las mujeres, y aumentó para los hombres; la diferencia sigue siendo notoria. En relación al cuidado de los niños los hombres también han hecho avances. Muchos se ocupan de bañarlos, vestirlos, llevarlos a la escuela o están presentes durante el almuerzo. De todas formas, el tiempo que invierten en estas tareas sigue siendo inferior al de las mujeres.


Sin embargo, vemos de manera notoria que estas diferencias aumentan cuando aumenta la cantidad de niños. Para las mujeres, la carga doméstica se incrementa en relación a la cantidad de niños que hay en la casa. Las madres de tres niños o más dedican una hora más al día que el resto a las tareas domésticas o a las que no tienen niños. Para los hombres, al contrario, el trabajo doméstico disminuye cuando la cantidad de niños aumenta. El tiempo que los padres dedican a los niños es mayor, pero sólo aplicado a las mujeres.


Las tareas domésticas siguen siendo muy “sexistas”. Para las mujeres, las tareas más repetitivas y tediosas como la limpieza, la ropa y la cocina; mientras que para los hombres sigue siendo el trabajo menos repetitivo como el de algún arreglo en la casa o la jardinería. Sin embargo, esta especialización en las tareas se redujo estos últimos 10 años ya que las mujeres dedican menos tiempo a la cocina, a la costura o a la ropa en general.


Más profesional, menos hogareña.

Un fenómeno particular se da en las mujeres que dedican gran parte de su vida al ámbito profesional. Estas mujeres, que por lo general viven en grandes ciudades, dedican 10 horas menos por semana a las tareas domésticas, en relación a otras que trabajan menos o que no trabajan. Este fenómeno se da particularmente en mujeres que alcanzan altos niveles de estudio, de actividad laboral y que por lo general viven solas o que tienen uno o dos hijos.


Por otra parte algo que apoya esta diferencia horaria, es el hecho de que las mujeres han decidido disminuir de manera deliberada el tiempo que le dedican a la ropa (casi dos horas menos en promedio por semana). Estas mujeres han dejado de tejer, de coser o de remendar, algo que todas vimos hacer a nuestras madres o nuestros abuelas. Al mismo tiempo, ya casi no vemos a nadie lavando a mano mientras que planchar, también ha dejado de ser imperioso, ya que muchas prendas se confeccionan en base a telas que no lo necesitan. ¿O acaso el lavado, el planchado y el ordenamiento de la ropa no te lleva un tiempo precioso?


Otras tareas como el lavado de la vajilla o la cocina también se reducen ya que muchas de estas mujeres no comen en sus casas generalmente durante una comida al día, optan por comprar platos preparados o recurren a los envíos a domicilio.


¿Y qué pasa con el dinero?

Como hemos visto, tanto hombres como mujeres siguen haciendo elecciones conformes a la tradición. ¿Por qué? Simplemente porque así nos enseñaron y algunas cosas son muy difíciles de erradicar o al menos, de cambiar.


Aun cuando las mujeres han entrado a la vida laboral de manera fuertemente activa e incluso llegan a ganar mucho más que sus maridos, no vemos que se inviertan los roles en relación al reparto de tareas. Si bien existe un mínimo porcentaje en donde los hombres realizan más tareas domésticas que las mujeres, vemos que se trata simplemente de casos aislados como hombres que están desempleados o matrimonios que tienen horarios de trabajo completamente opuestos.


El largo camino del cambio.

¿Cómo hacemos para cambiar conciencias? No es fácil.


Alcanzar un nivel de igualdad en cuanto a la responsabilidad que implica llevar adelante una familia y una casa, todavía suena a utopía y a trabajo arduo.


En esto, las mujeres debemos tomar el toro por las astas y asumir nuestra responsabilidad en cuanto a la crianza de los niños. Los hombres de hoy fueron criados por nuestras madres y abuelas, al igual que los de mañana son los que estamos criando hoy. Eduquemos en la igualdad y hagamos entender a nuestros hijos que las responsabilidades deben ser compartidas y no asumir que cada uno tiene un rol específico dando por sentado que así debe ser porque así fue siempre.


Fomentar el trabajo en equipo es la mejor manera de inculcar los valores del respeto, de la colaboración, de la responsabilidad y de comprender que todos tenemos derechos y obligaciones.


Una vez más, los grandes cambios de la sociedad nos comprometen a las mujeres. ¡Asumamos ese compromiso!


¿Qué opinas sobre el reparto de tareas domésticas? ¡A muchas mujeres puede interesarles esta información! .

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